Es una de las cruces más emblemáticas del Prerrománico asturiano por su momento, final, y por su calidad y sofisticación artística.
El texto de la inscripción está grabado sobre una piedra de caliza blanca junto con una cruz latina; se encuentra enmarcado por una moldura de 8 cm de anchura, decorada con motivos vegetales. En el interior se distribuyen cuatro renglones, dos en la parte superior y otros dos en la inferior, con una medida promediada de 3 cm de altura cada uno, separados por una línea incisa limpia ejecutada a buril.