18 Jun Salas presume de Prerrománico
El Museo Prerrománico de San Martín de Salas permanece abierto al público desde esta mañana en la antigua capilla del Palacio Valdés Salas. Desde 1999 estas 21 piezas permanecían en la torre de los Valdés Salas, un lugar de complicado acceso. Con esta nueva ubicación se consiguen superar dos limitaciones para el conocimiento de estas piezas, tal y como recordó en la inauguración del museo, Joaquín Lorences, director del Aula Valdés Salas y vicepresidente de la Fundación Valdés Salas. «El acceso estaba bloqueado para cualquier persona que tuviese una mínima dificultad motora y la dificultad de acceso a la información del significado, valor y características de las piezas». A partir de ahora el acceso es «universal», recordó Lorences.
Desde la joya del museo, la Cruz de Salas, una de las más ricamente trabajadas y mejor conservadas del Prerrománico asturiano, hasta los primeros rastros de arcos de ligera herradura en una ventana bífora ajimezada, excepcionales en la Asturias de la época, así como lápidas con ricas inscripciones, se pueden apreciar mejor en este nuevo espacio gracias a la información «exhaustiva» que figura en las tablets. «Es una auténtica memoria del museo donde se acumula toda la información de las piezas. Toda esa información ha sido posible recopilarla gracias a la generosidad del profesor Lorenzo Arias», subrayó Lorences. «No queremos que el museo sea un almacén de piedras, sino que sea algo dinámico», concluyó, tras manifestar su intención de difundir y poner en valor este patrimonio.
La dirección científica del museo se encargó al profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, Lorenzo Arias. «Las piezas ahora las tenemos perfectamente conservadas y se han musealizado, lo que supone conocer unas piezas de primera magnitud, que encierran un conocimiento muy alto de la etapa artística después que la Corte haya pasado a León, en 910, y que conserva un conjunto de lápidas que nos hacen leer la historia de la iglesia», argumentó Arias. «Estamos ante una de las joyas de la época», concluyó.
FUENTE: El Comercio, BELÉN G. HIDALGO.